sábado, 15 de septiembre de 2012

BIMESTRE I. EVIDENCIA 4: REAFIRMA LAS LETRAS GRIEGAS

Instrucciones: Elabora un reporte de lectura, respeta lineamientos de entrega.


LAS LETRAS GRIEGAS


LAS LETRAS: Los griegos hablaron un idioma común expresado a través de diversos dialectos, de los cuales se se impuso el usado en Atenas.

La lengua griega se integra en el grupo de las lenguas indoeuropeas. Su alfabeto es de origen semítico, concretamente fenicio, aunque desconozcamos la fecha exacta de su utilización. Cada una de las diferentes polis que integraban la Hélade tenía su propia lengua, si bien podemos agruparlas en cuatro grandes grupos: el dialecto jónico-ático, el dórico, el eólico y el aqueo. El ático se convertirá en el dialecto más empleado por los grandes literatos y en época de Alejandro se puede considerar como el embrión de la lengua griega.

Homero es el literato más famoso de este momento, considerado el autor de dos de las obras más importantes de la Literatura Universal: la Iliada y la Odisea.

EL POETA CIEGO: Todo es confuso al tratar del más grande de los poetas griegos. Siete ciudades se disputan el honor de haber sido su cuna, y aún hoy día hay quien niega su existencia real. Esmirna le dedicó un templo, y la Ilíada y la Odisea constituyen, con toda seguridad, los poemas más leídos del mundo entero. (Ver Homero y La Guerra de Troya)

En los 24 cantos de que consta la Ilíada, Homero relata las luchas de griegos y troyanos por la ciudad donde se han refugiado la bella Helena y su amante Paris, Por los troyanos lucha Héctor y por los griegos Aquiles. La cólera de éste al conocer la muerte de su amigo Patroclo ocasiona la derrota y destruc­ción de Héctor y los troyanos, cuya ciudad es arrasada.

En la Odisea relata, también en 24 cantos, las peripecias de Ulises, rey de Itaca, que, terminado el sitio de Troya, quiere volver a su patria. Los remolinos de Scila y Caribdis, los cíclopes y numerosos peligros acechan al héroe que regresa por fin al lado de su esposa Penélope, cuando ésta, asediada por numerosos pretendientes, iba a entregar su mano al que consiguiera manejar el arco de Ulises. Sólo éste puede tenderlo y disparar las flechas que ahuyentan a los intrusos.

En estos poemas grandiosos, los simples mortales, los héroes y los dioses luchan en un mundo de pasiones exacerbadas y violentas.

La literatura de todos los países comienza siempre con manifestaciones épicas. Y la griega, como corresponde a su grandeza, debía manifestarse en dos poemas que no han sido jamás superados. La prosa y la simple narración, lo que hoy llamaríamos novela, son formas literarias de aparición más tardía.

Posteriormente Hesiodo inauguro en el sigo VIII a,C. la poesía didáctica. Esopo sería el continuador de esta escuela moralista, autor de unas 400 fábulas finalizadas con moraleja.En el siglo V a.C. se desarrollo la poesía lírica , que toma este nombre del hecho de que los poetas recitaban sus composiciones acompañados de una lira o de una flauta. La lírica toma cada vez más importancia a partir del siglo VII a. C. destacando figuras como el ateniense Solón, de cuya obra elegante y moralizadora nos han quedado algunas muestras.Entre quienes se destacaron en estas creaciones, debemos mencionar a Tirteo, Safo, Alceo, Anacronte, natural de Jonia, en el Asia Menor, Pindaro, considerado el de mayor envergadura , nacido en Tebas, que cantó los triunfos de los atletas con un vigor que llama la atención, a pesar de que no conservamos muchos ejemplos de su arte, siendo lo más importante los Epicinios. La fase clásica será la de mayor esplendor, desarrollándose los dos grandes géneros dramáticos: la tragedia y la comedia, de los cuales hablamos mas abajo.

EL TEATRO GRIEGO: La palabra drama significa, en su origen, hacer, actuar, moverse. Las primeras formas teatrales son un drama, es decir, la escenificación, con personajes, voces y movimientos, de un hecho generalmente extraordinario, desgarrador y trágico de la vida humana. Es curioso que la palabra griega hipócrita significara también actor, es decir, el que finge. La palabra tragos, raíz de tragedia, es el nombre que se daba al macho cabrío sacrificado en honor de Dionisios.

Al principio era un solo actor, a modo de rapsoda, el que entonaba una lamentación por la fingida muerte del dios, pero luego se añadió a esta simplicísima representación la voz de un oponente que entablara diálogo con el primero. Los coros, de un modo parecido a los orfeones, pero hablando en tono monocorde, al unísono, se añadieron más tarde y constituyeron un elemento de gran fuerza teatral en las representaciones griegas.

Más adelante, las obras fueron escritas por poetas eminentes, y tuvieron tal duración que las representaciones se prolongaban desde la mañana hasta el anochecer, como ocurre hoy con la Pasión de Oberammergau, por ejemplo, y así como en sus comienzos debían darse en una plaza pública, al aire libre, requirieron, con el tiempo, por la gran afluencia de espectadores, la construcción de unos edificios especialmente acondicionados, pero sin techo, al aire libre, siempre a modo de graderíos que se extendían por la ladera de una colina frente a la escena. Los graderíos o "auditorium" se desplegaban en forma de abanico, en un ángulo de 180 grados. La «skene» (escena) era rectangular y constituía una plataforma sobre la que actuaban los actores. En el semicírculo entre ésta y el graderío quedaba la orquesta, donde se colocaba el coro. En el centro de la misma se levantaba un altar a Dionisios.

Uno de los primeros autores de los que se tiene noticia fue Tespis, quien iba con su carro de pueblo en pueblo, y de ahí que aún se conozca a las compañías teatrales con el nombre de «carros de Tespis».

Los tres grandes trágicos de la Grecia antigua fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides. Los tres vivieron en el siglo V a. J. C. Las obras de Esquilo (525-456) llegaron a constar de cuatro actos y perseguía en ellas un fin moral. En Los Persas escenifica la guerra contra Jerjes que el autor vivió como soldado. En Prometeo encadenado narra la leyenda del que robó el fuego del Olimpo y sufrió las iras de Zeus. Los siete contra Tebas es la historia de Edipo, mientras que en La Orestíada, que consta de tres partes, se describe el destino de Agamenón, asesinado por su esposa, y las vicisitudes de Orestes, que finalmente logra vengar a su padre. En esta obra, las Furias, Palas, Apolo y numerosos dioses y semidioses intervienen, ya para ayuda, ya para perdición de los mortales.

Las obras de Sófocles (496-406), que obtuvo dieciocho veces el triunfo en los juegos poéticos, aún se representan en la actualidad y su grandeza y fuerza expresiva no han perdido su vigor con el paso de los siglos. He aquí el nombre de las siete tragedias que se han podido conservar de la obra del ateniense: Ayax, Electra, Antígona, Edipo rey, Edipo en Colona, Las Traquinianas y Filoctetes.

Eurípides (480-406) desarrolló algún tema inspirado en sus antecesores, como el de Electra, basado en el tema de la muerte del esposo a manos de su mujer. En Medea relata la venganza de la esposa ofendida, mientras en Alcestes describe el amor conyugal llevado hasta el último grado del heroísmo. Las dos Ifigenias, que son continuación de un mismo relato, describen las vicisitudes de la hija de Agamenon. Muchas de estas obras arrancan de la guerra de Troya, mientras otras están inspiradas en relatos de la Mitología.

La comedia nació más tarde y fue una elaboración más o menos elegante de sátiras y burlas salidas de la entraña popular, y que muchas veces expresaban una acerba crítica contra los gobernantes o las costumbres. El populacho griego solía entregarse a diversiones groseras en las que corría el vino en abundancia y donde se daba rienda suelta a toda desvergüenza. A este populacho se le llamaba "comos" y de ahí nació la palabra comedia.

El más famoso y audaz de los comediógrafos griegos fue el ateniense Aristófanes (444-380 a.C.), del que se dice que escribió más de cuarenta obras, de las que sólo se conservan doce. En ellas se hacia burla de todo, sin respetar al propio Zeus. Así, en Los caballeros se mofa del Ejército; en Las avispas, de los jueces, y en Las Ranas ataca al propio Eurípides. Estas obras, agudas e ingeniosas, demuestran hasta qué punto en la democracia griega del siglo y se respetaba el derecho a decir y expresar la propia opinión.

POETAS , HISTORIADORES Y POLÍTICOS: La poesía pura, no ligada a la descripción épica ni al teatro, tuvo cultivadores muy notables en Grecia. Safo fue la poetisa del amor. Había nacido en la isla de Lesbos y son notables sus poesías a Afrodita y su Oda al Amor.

Anacreonte (563-480) dio vida a la oda anacreóntica, y Píndaro (522-448) a la que lleva también su nombre. Ambos fueron grandes líricos. El primero se entregó afanosamente a los placeres de la mesa. Se cuenta que a los 85 años murió por habérsele atragantado un grano de uva en el transcurso de un banquete. Píndaro murió a los 90 años.

Al hablar de Egipto se ha citado a Herodoto (484-425) cuyos Nueve Libros de Historia relatan, no siempre con excesiva fidelidad, los hechos por él conocidos.

Tucídides (460-400) describió la Guerra del Peloponeso, y Jenofonte relató la aventura que vivió como soldado, la Anabasís o Retirada de los Diez Mil.

El ejercicio de la política y las luchas entre los gobernantes dieron origen a la oratoria, una de las artes literarias más cultivadas en la antigüedad, y que hoy parece haber perdido casi todo su valor. Así, las luchas de tos griegos contra Alejandro dieron lugar a que se manifestaban dos grandes oradores: Esquines, el aristócrata y Demóstenes, el demócrata. Este era mas inteligente y se hallaba mejor preparado que el primero, a quien obligó a salir de Atenas y buscar refugio en Rodas.

De Demóstenes se decía que en su juventud fue tartamudo y la primera vez que intentó hablar en público fue ruidosamente abucheado, pero se encerró en su casa y con gran tenacidad venció su defecto convirtiéndose en el más grande enemigo de Filipo, el padre de Alejandro. Sus Filípicas, colección de discursos contra el macedonio, le valieron tanta fama que los atenienses querían coronario. Esquines se opuso y pronunció tres discursos denominados Las tres gracias. Demóstenes contestó con otros tres llamados Pro-corona. El triunfo de éste obligó, como ya se ha dicho, a la expatriación de Esquines.

No quedaría completo el ciclo de la literatura griega si no citáramos a un esclavo deforme, insignificante, que en su cuerpo maltrecho albergaba una inteligencia y una sensibilidad privilegiadas. Se trata de Esopo, el fabulista.